lunes, 18 de febrero de 2008

Etc.


Amanece y nadie puede oir mis planes. Son tulipanes frustrados, verdes de color, pero, eso, nadie lo sabe. Hace mucho tiempo ya, un personajillo curioso y espiral saltó desde un reloj para hablar conmigo. Él fue quien frustó mis planes. Pero no para mal. Desde que el cielo huracanado crece y me hace volar, soy más feliz. Ahora, el tiempo se detiene en mi mazorca de maiz y un gato maúlla en mi ventana. Abre sus alas y alza el vuelo. Un ratón, apenado de no poder comerse a sí mismo, sonríe pese a su tristeza y se suicida. Yo consternada, suspiro. ¿Por qué se suicida todo el mundo?¡Anda!Tocan a mi puerta. Giro el manillar de castañuelas e interruptor y aparece la Parca. Hola, vieja amiga, bienvenida a Tijuana. No,no. No me vegas con esas, tú tienes algo que me pertenece. ¿Yo? Si. No habrás visto un gato volador por aquí, preciosa, ¿verdad?¡Oh, sí! Justito acaba de saltar por la ventana, un triple magnífico. Perfecto, gracias, encanto. Nos vemos, vieja compañera. El ratón apesadumbrado y cadáver escala hasta mi balcón y me pregunta por mi estado mental. Yo me siento en la silla y recapacito. Me levanto porque la silla me está gritando. Tranquila, no quería hacerte daño, predona. No, no me vengas con esas. Tú tienes algo que me pertenece. ¿Yo, otra vez? Sí, sí, tú. ¿Dónde está mi ratón? Pero...¡Si está muerto!¡Ah!Disculpa entonces. Buenas noches. De su boca, brotó un carismático guisantillo que, muy a mi pesar, era mudo. EL ratón muerto negó tres veces con la cabeza, avergonzado. Dándose la vuelta, murmuró cosas como "ay esta juventud". Me dejé caer en la silla, un poco confusa, y ésta volvió a gritar. Mosqueada, le arreé una patada. ¡Ay!Esque no dejas de gritar,¿por qué lo haces? Jo, no se... todos pueden gritar menos yo. Porque soy una silla, no? es por eso? ¿eh? Pues me voy. Y la silla cogió y se levantó y se tiró por la ventana mientras reflexionaba sobre el significado exacto de la palabra Merecer. La muerte apareció de nuevo, esta vez desde la ventana, pero sólo quería pedirme perdón por lo del otro día en el hospital. Le dije que, mientras no lo volviera a repetir, que la perdonaba. ¡Oh, maravilloso! Me voy, mi marido me espera. Yo reí a carcajadas. ¿La muerte, casada?Ridículo...

[Cuadro provisional]

1 comentario:

SuperFumada dijo...

Espectacular!!!
Alucinante..
me encantó tu blog
Soledad de Buenos Aires